Hay muchas personas que ante la ruptura de una
relación que no funciona repiten constantemente frases como:
“En mi relación lo doy todo, pero mi pareja no se
esfuerza ni la mitad. Merezco más.”
“Llevo mucho tiempo buscando pareja y esforzándome,
pero no encuentro a la persona ideal. Creo que ya va siendo hora de que
aparezca esa persona en mi vida. Me lo merezco.”
“Me ha pasado casi de todo en el amor. Tengo para
escribir un libro. Merezco tener, por fin, una relación en condiciones después
de todo lo que he pasado.”
Fíjate.
Personas que sienten que merecen algo más de lo que
están recibiendo porque se esfuerzan.
Es cierto, el esfuerzo es necesario, pero debe ser
bien dirigido, bien enfocado.
Porque… ¿de qué sirve esforzarse sin un objetivo común
o sin orientación con tu pareja?
Sería un esfuerzo parecido al que hace un hámster en
su rueda.
Puede correr mucho, cansarse y sentir que lo ha dado
todo, pero nunca llegará a ninguna parte.
Y es que en el camino para llegar al Buen Amor es
necesario que ambas partes sean conscientes de en qué punto están y hacia dónde
quieren ir.
Es decir, saber reconocer si existe compatibilidad, si
existen puntos de encuentro, si tiene sentido seguir adelante juntos y, sobre
todo, si buscan llegar al mismo sitio.
Y aquí es donde entra el punto clave: la capacidad de
negociar.
Una relación no es un camino recto y despejado que se
transita sin ningún tipo de inconveniente o sin encontrar ninguna piedra.
De hecho, lo normal es que haya puntos de fricción
dentro de una pareja, ya sea por diferencias de carácter, valores, planes de
vida, etc.
Por eso, para que la relación funcione se necesita que
ambas personas trabajen por encontrar puntos en común entre lo que quiere cada
una.
Y es justo esto lo que necesitamos negociar.
De las cosas más pequeñas del día a día, hasta de las
que son más importantes para una vida en común.
Todo cuanto diga que el esfuerzo es mutuo y que merece
la pena.
Y sobre todo, negociar para alcanzar puntos comunes en
pilares como…
- Carácter compatible.
- Escala de valores similares.
- Romance, juego, lujuria, sexualidad.
- Proyecto de vida convergente.
- Valor social.
- Realización personal/profesional
Porque lo importante, no es solo ser consciente de que
existen estos pilares.
Sino, sobre todo, saber que en todos ellos puede haber
diferencias.
En cuanto eres consciente de esto, si tienes pareja,
puedes detectar dónde están y empezar a trabajarlas para así alcanzar un equilibrio
que te permita una mayor felicidad.
Y si no tienes pareja, puedes centrarte en analizar
anteriores relaciones o el tipo de persona que te suele atraer y así trabajar
para encontrar el punto hasta el cual puedes llegar sin dejar de ser feliz.
Esto es algo que se trabaja dentro de los procesos terapéuticos
de pareja
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Recibe un abrazo de mi parte.
Rayan
Muepaz