La verdad es que es muy fácil caer en la comodidad y la rutina. Lo hacemos sin casi darnos cuenta. Un día te propones dar un gran giro a tu vida, y al día siguiente te das cuenta de que al final estás haciendo lo mismo de siempre.
Cuando te pasa esto, es importante ponerte a analizar
qué te está pasando. O más bien, que puedes hacer para salir de esa situación.
¿Tiene que ver con que tienes miedo a hacer alguna
cosa y por eso te evades volviendo a los quehaceres de tu rutina
habitual? ¿Puede ser que sientas que no estás aún preparado/a para eso que
tanto anhelas? ¿O es otra cosa?
Te lo digo, porque, al fin y al cabo, tú y yo sabemos
ya de sobra que es eso que te impide avanzar.
Superar
el miedo a salir de tu zona de confort.
Quizás llevas tiempo sumido en la apatía. Quizás la
rutina diaria te aburre y empiezas a sentir un cierto vacío en tu vida. O quizás
sea más bien estás atravesando una intensa crisis personal y/o profesional.
El caso es que, sabes que ha llegado el momento de
hacer cambios, pero el problema es que para eso deberás salir de la comodidad,
de la “seguridad” y despedirte de esa adictiva sensación de controlarlo todo.
No importa lo buena o mala que pueda ser tu vida. Si
ya no estás aprendiendo nada nuevo, si ya nunca te enfrentas a nuevos retos, y
si además casi todos tus días son iguales, es probable que no solamente te
sientas apático o aburrido, sino que también puedes acabar por sentirte vacío e
improductivo.
El vacío es esa horrible sensación interna que surge
cuando sientes que ya no estás “vivo”, o lo que es lo mismo, que tu vida ya no
tiene ningún sentido.
Pero, entonces, ¿qué es vivir o estar vivo? Te
estarás preguntando.
Bueno, ahí está lo maravilloso de vivir, que cada cual
puede decidir qué significa la vida para uno.
En mi caso, vivir tiene que ver con aprovechar el
tiempo que voy a estar vivo para experimentar, aprender, superarme, mejorar
como persona y tener un papel significativo en la vida de otras personas.
Muchas personas sienten que vivir tiene que ver con
formar una familia, o alcanzar un cierto tipo de logro profesional, viajar por
el mundo y conocer otras culturas, etc.
El caso es que, mientras tengas un sentido o
significado para con tu vida, y sigas aprendiendo y creciendo para alcanzarlo,
esa vida te llenará. Pero, si por cualquier cosa ya has alcanzado esa meta, ya
has completado ese ciclo o deseo, y sigues vivo… ¿qué pasa?
El aburrimiento de la rutina diaria, la apatía y por
consiguiente el VACÍO te acompañarán de nuevo cada día. Tus días
estarán siempre compuestos por los mismos horarios, las mismas actividades, los
mismos compromisos, las mismas relaciones, las mismas conversaciones, los
mismos lugares y los mismos quehaceres…Siempre lo mismo
ZONA
DE CONFORT
Ese “siempre lo mismo” es lo que conforma tu Zona
de Confort. Tu zona de confort está compuesta por todo aquello que ya
conoces, controlas y que no supone ningún reto emocional ni intelectual o de
cualquier índole.
En ella se encuentran todas tus habilidades,
conocimientos, actitudes y comportamientos aprendidos hasta la fecha.
ZONA
DE APRENDIZAJE
Alrededor de tu zona de confort está tu Zona
de Aprendizaje.
La zona de aprendizaje es donde se encuentran todas
las oportunidades que tienes de aprender, conocer o experimentar sensaciones y
cosas nuevas.
Estás en tu zona de aprendizaje cuando estás cursando
alguna formación, como por ejemplo cuando quieres aprender a utilizar una nueva
herramienta o aplicación para tu trabajo, cuando quieres desarrollar una nueva
actividad como cultivar tu físico a través de un sinnúmero de rutinas de ejercicio,
o bien cuando conoces nuevas culturas gracias a tus viajes a diferentes países.
Así como en la zona de confort reina el control y la
comodidad de lo conocido.
En la zona de aprendizaje hay un cierto disconfort, como el que sientes cuando
asistes a tu primer día al gimnasio y sientes algo de vergüenza porque sabes
que van a haber personas que te mirarán y quizás juzgarán.
Así que, si eres una persona que no está
dispuesta a esforzarse, que tiene miedo de sentir incomodidad o vergüenza o de
cometer errores, no podrás nunca aprender nada nuevo, a menos que la vida te
ponga contra la espada y la pared. Por eso en desarrollo personal siempre
decimos que las crisis son buenas, porque te obligan a salir de tu zona de
confort.
De todas formas, lo bueno de la zona de aprendizaje es
que hay un cierto desafío, pero no es de los que dan demasiado miedo. Así que
te permite aportar nuevos estímulos a tu vida, enriquecerte con nuevos puntos
de vista, desarrollar nuevas habilidades, tener relaciones y conversaciones más
enriquecedoras y seguir creciendo como persona y profesional.
Ahora bien, más allá de la zona de aprendizaje, hay
otra zona… oscura, tenebrosa, incierta, y terrorífica. Se
llama la zona de pánico.
LA ZONA DE PÁNICO
La zona de pánico es la zona de no experiencia. Es
dónde, no solamente no tienes experiencia y todo es desconocido para ti, sino que,
además es una zona donde te encuentras solo, desprotegido y en muchas ocasiones
también, perdido.
Aquí reina la incertidumbre, pero también las nuevas oportunidades.
Ya que en esta zona es dónde se encuentra tu posibilidad de trascenderte como
persona y/o como profesional.
Por eso también se le llama la Zona de
Emprendizaje, ya que es justamente donde inicias en camino hacia la
dirección de lo que quieres ser.
En la zona de emprendizaje está tu posibilidad de
vivir una vida con propósito.
De dedicarte por fin a eso que te apasiona. De hacer un antes y un después en
tu vida, ir a por ese sueño que llevas postergando e ignorando desde hace tanto
tiempo, y empezar a vivir de una manera más consciente y significativa.
Un buen ejemplo es cuando decides emprender y
convertirte en tu propio jefe. Es algo desconocido y, por tanto, tendrás que
estar alerta, atento, estar dispuesto a aprender, a hacer cosas que te desafían
porque nunca las habías hecho antes. Demanda nuevas responsabilidades, nuevas
formas de trabajar, nueva perspectiva, nuevas habilidades, nuevas rutinas y al
final y al cabo, también un “nuevo tú”, un tú emprendedor.
No importa si tu sueño es emprender o si es irte a
vivir en Francia o tener una hermosa familia. Sea cual sea tu sueño, al pensar
en dar ese primer paso hacia tus sueños… ¡entrarás en pánico!
Porque en cuanto veas la enorme diferencia que hay
entre el lugar en el que estás y el lugar al que debes llegar para lograr tu
sueño, te sentirás incapaz de lograrlo. Te desvalorizarás muchísimo.
Pensarás: no, yo no puedo, no tengo esto, ni sé lo otro, y no valgo para, y no
esto y no lo otro.
Y es verdad. Te queda mucho camino por recorrer.
Muchas cosas que aprender. Muchas habilidades nuevas que desarrollar. Vas a
necesitar también ampliar tu perspectiva, ampliar tus límites y atravesar mucha
incertidumbre. ¡¡Y eso da mucho miedo!!!
Y aquí es cuando debes hacerte la siguiente pregunta:
¿cómo puedo superar mi miedo a abandonar mi zona de
confort y perseguir mi sueño?
La respuesta es: Asegurándote de que siempre, siempre,
siempre tu Motivación y tu Propósito sean mayores que tus Miedos.
A esto se le llama “el balance entre tu Tensión
Emocional y tu Tensión Creativa”.
La gente que persigue sus sueños, no es gente sin miedo.
Es gente que ante su miedo, es capaz de hacer un ejercicio de introspección y
recordarse a sí mismo que su vida está para vivirla, que quieren vivirla con
sentido y que no van a resignarse a quedarse inmutables ante el inevitable
final que nos espera a todos: la muerte.
Esto es hacer balance.
Es decir, inclinar la balanza hacia tu tensión
creativa (la que te impulsa a avanzar), en lugar de hacia tu tensión emocional
(la que te impulsa a quedarte donde estás)
5 CLAVES PARA SALIR DE TU ZONA DE CONFORT
Estas son las 5 claves que necesitarás para dar tu
salto a tu zona de Emprendizaje y empezar a caminar en la dirección de lo que
quieres ser.
1. Asegúrate de encontrar tu para
qué . Tener un
Propósito o una Misión es lo que te permitirá ganarle la batalla siempre a tu
Tensión Emocional y tus miedos. Para eso puedes regístrate mi Formación en
Inteligencia Emocional en la que te proporciono todas las herramientas para que
logres definir tu gran Para Qué, y Tu Misión en la vida.
2. Aprende a usar la
Desvalorización a tu Favor. Es
normal que ante tu nuevo gran desafío, te sientas pequeño, no apto, o creas que
no serás capaz. Pero recuerda entonces que las capacidades se adquieren con las
experiencias. Que al igual que cuando aprendes a montar en bici, al principio
te sientes inseguro y te caes, al final acabas por ser capaz de hacerlo y
llegas a hacerlo, incluso en automático. Lo único que debes hacer es prepararte
y actuar. No tiene nada que ver con si eres o no capaz, tiene que ver con qué
necesitas hacer o aprender para ser capaz. Si enfocas tu desvalorización como
una señal que te indica que necesitas, ¡te habrás conquistado a ti mismo!
3. Permítete cometer errores. Debido a la educación que todos hemos recibido,
vemos los errores o el fracaso como algo malo. Pero para poder re-encontrarte
con tus sueños deberás aprender a reinterpretar los errores y los fracasos como
las pruebas o retos que necesitas para poder hacer acopio de más perspectiva,
más conocimientos y más habilidades para lograr tus sueños. Si aprendes a
aprender de tus errores, no sólo esto te conducirán a tus sueños, sino que te
convertirás en una persona imparable.
4. Aprender y Emprende. En tu camino no todo estará claro, ni sabrás
siempre qué debes hacer, ni siempre habrá alguien que te diga cuál es el
siguiente paso, o cómo darlo. Habrá momentos en los que te sentirás perdido o
sin saber cómo seguir. Para no abandonarlo todo en esos momentos más
desafiantes, tendrás que aprender y emprender. Ampliar tu capacidad de aprender
de forma autodidacta. Analizando los datos de que dispones y haciendo pruebas.
Probar o testear el terreno en el que estás es la mejor manera de salir
adelante cuando todo está confuso.
5. Celebra cada pequeño paso
que avances. Celebra
cada logro, por más pequeño se parezca. Aprende a auto motivarte y a premiarte
en cada ocasión que resuelvas un problema, atravieses algo nuevo, o consigas
algún nuevo resultado que te acerca un poquito más a tu sueño. Esto es, disfruta del camino.
Y recuerda, los sueños no se logran una vez que llegas
a la meta, los sueños se viven en cada paso que das en tu camino hacia ellos.
Cuando lo logres lo disfrutarás mucho, pero no será comparable a todas las
mini-victorias que tendrás en el camino, ni a lo orgulloso que te sentirás cada
día que hayas hecho algo más en dirección a ellos. Puedes vivir tu sueño, y por
tanto, tu propósito en el mismo momento que das ese primer paso.
Recibe un abrazo de mi parte.
Psi. Rayan Muepaz
Contactos:
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