domingo, 26 de abril de 2020

PERSPECTIVAS Y ESPERANZAS DE UN NUEVO RENACER


Año tras año la emotividad se dispara en la sociedad, pues el cambio de año trae consigo una serie de percepciones culturales, algunas objetivas y muchas de ellas subjetivas, ya que se tiene la esperanza que todo va a cambiar, la vida va a cambiar (salud, economía, parejas, familias y la sociedad en sí ), y que tiempos mejores vendrán con el año entrante.

Sin embargo, este año trajo consigo una nueva y creciente enfermedad denominada Covid-19, la cual se ha desatado como una agresiva y peligrosa pandemia, ocasionando una serie de crisis a nivel social (emergencias sanitarias, medidas económicas, estados de excepción, cuarentenas, aislamiento y confinamiento social), cambiando drásticamente la forma en como percibimos la vida, el mundo y la sociedad.

Contexto y entorno social

Desde la historia los seres humanos hemos convivido en grupos sociales ya sea por nuestras esencias de: Sobrevivencia (alimentación, vestimenta, territorio, techo, seguridad); Reproducción (pareja, relaciones sexuales, hijos, familia) y Espiritualidad (pensamiento- sistema de creencias), que nos permitieron evolucionar como especie y desarrollarnos como civilización ‘sociedad’.

Los seres humanos somos seres pensantes y emocionales por excelencia, está en nuestro sistema límbico ‘emociones: alegría, la tristeza, el miedo, la ira, etc’ y en el neocórtex ‘razón, lenguaje, lógica’ (Revisar teoría del Cerebro Triuno); sin embargo, ¿qué sucede con nuestro sistema límbico (emociones) frente a situaciones complejas producto de contextos adversos?; las emociones se ven expresadas a flor de piel, evidenciadas en sensaciones subjetivas de vacío existencial, sentimientos generalizados de tristeza, soledad, desesperanza e incertidumbre de no saber qué sentido les depara la vida en medio de una crisis social.

Hasta cierto punto es normal esta mezcla de emociones en los seres humanos; sin embargo, el gran problema radica en la actual estructura económica-social, un sistema en decadencia que deconstruye y corrompe la naturaleza humana, debilita e impide el desarrollo productivo de la sociedad y genera dispersión intelectual, sufrimiento emocional, crisis en todos los ámbitos, las cuales se agudizan al afrontar una crisis social, donde se expresa como nunca la existencia de clases sociales, fanatismos religiosos y tendencias postmodernistas que promueven las distopías (Se habla mucho de inminentes guerras nucleares, pandemias catastróficas que llegarán unas tras otras, aparecimiento de zombies, meteoritos que chocarán con la Tierra, escasez de agua y alimentos, apocalipsis, etc.), confundiendo e infundiendo mucho miedo y desesperanza a varios sectores sociales.

Percepciones subjetivas vs objetivas

Existen percepciones subjetivas que imposibilitan evidenciar y comprender la realidad social, y con ello el crecimiento personal, puesto que las personas tienen la falsa expectativa de que su vida mejorará ‘como por arte de magia’ sin realizar alguna acción objetiva para que aquella esperanza o anhelo se materialice en la realidad concreta.

Por citar un ejemplo

Muchas personas esperan con ansias que se encuentre la cura para tratar el Covid-19; sin embargo, no son conscientes de que la solución a largo plazo no está en la cura, sino, en el estilo de vida que lleven; es decir,  si sus condiciones económicas son favorables lo más objetivo debería ser: tener un estilo de vida saludable, en lo posible debemos nutrir nuestro organismo con alimentos sanos (proteínas, vegetales, frutos, carbohidratos, lácteos y alimentos naturales ricos en vitaminas, grasas y azúcar), a nivel físico (verse estético, hacer ejercicio o practicar algún deporte, etc) y mental (pensamiento científico,  laico, creencias potenciadoras, emociones positivas, etc); realizarse profesional y socialmente, construir proyectos personales que aporten valor a la sociedad.

Por otra parte. Las percepciones objetivas nos permiten definir, comprender e interpretar con claridad la realidad, y realizar acciones para contribuir a transformarla, es decir, podemos definir propósitos siendo realistas del entorno donde vivimos y en qué contexto social nos desarrollamos.

Ejemplo:

Al emprender un negocio debemos analizar el contexto social, la economía local, leer estrategias de marketing, aprender a usar las TICs para digitalizar tu marca, profesión o negocio, buscar un nicho específico para que el emprendimiento pueda tener éxito, seleccionar productos o servicios que tengan gran demanda por parte del consumidor (cliente), entre muchos más factores que deberás analizar objetivamente antes de hacerte una percepción subjetiva, creyendo que todo resultara exitoso como por “arte de magia”

Conclusión

Como vemos cada crisis es una oportunidad de crecimiento personal, profesional y social; sin embargo, es muy necesario tener un panorama claro sobre el entorno donde vivimos y contexto donde nos desarrollamos. Y así poder concretar objetivamente aquellas perspectivas y esperanzas de cambio que nos hacemos año tras año, además de comprender que uno puede cambiar y contribuir a que otros cambien sus vidas, sabiendo el límite que es el sistema en el cual vivimos, el mismo que tarde o temprano tendrá que dar paso a una nueva sociedad donde los seres humanos podamos desarrollarnos plenamente y en armonía con la naturaleza, sin opresiones ni guerras.

¡El mundo tal y como lo conocíamos ha terminado! dejándonos alegrías y tristezas, aciertos y caídas, pero sobre todo aprendizajes. ¡Un Nuevo Renacer comienza! Y con ello nuevas oportunidades de crecimiento personal y social, permitiéndonos aportar con un granito de esperanza para construir un ¡mundo nuevo!

Rayan Muepaz
Psicólogo y Escritor
Contactos:

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