El concepto de belleza, en referencia a los seres
humanos, ha ido cambiando a lo largo del tiempo dependiendo del contexto, la
cultura, la sociedad, y el desarrollo de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación ‘TICs’, específicamente las redes sociales donde se
promueve ideales de belleza poco realistas, muy perjudiciales tanto para la
salud física como para la salud mental y emocional.
Desde aproximadamente en las décadas de 1990 y del 2000
en adelante, diversos gobiernos, corporaciones, ONG’s y los grandes medios de
comunicación vienen promoviendo una tenaz distorsión sobre cuestiones de género
(masculino y femenino), deconstruyendo la masculinidad y feminidad en todos sus
aspectos.
Dicho esto, entremos en materia. En la sociedad de
nuestros días, las mujeres están siendo condicionadas directamente y
diariamente en base a modelos o arquetipos de belleza femenina a seguir, es todo un
discurso sistemático, a través del cine, de programas de televisión, música
comercial, redes sociales, prensa, publicidad, etc, en los cuales se
promueven un único ideal de belleza, una mujer 90-60-90, ya sea de forma abierta u oculta.
Canon
de belleza en la historia
¿Qué es la belleza?, si bien es cierto que la belleza
es subjetiva, y que cada individuo tiene su propia idea y parámetros para
percibir ésta, también existen ciertos enfoques que la definen. Dentro de estos
enfoques tenemos los aquellos que las mujeres han experimentado en el devenir social y cultural.
El canon de belleza es el conjunto de aquellas
características que una sociedad considera convencionalmente como hermoso o
atractivo, este canon varía dependiendo de la época y la cultura. El canon
predominante actualmente es el de la sociedad occidental; no obstante, en la
historia del ser humano el canon de belleza ha ido evolucionando desde
principios del siglo XX a la actualidad.
A principios del siglo XX el corsé era una pieza
fundamental en la moda femenina, el objetivo de esta prenda era puramente
estético, mantenía la postura erguida, afinaba la cintura y levantaba el pecho,
ayudando a conseguir la tan preciada figura de reloj de arena, moldeando un físico
estético en la mujer. Esta prenda se mantuvo durante las próximas 2 décadas.
En 1920 con la revolución femenina y teniendo como
máxima impulsora a Coco Chanel, se instauró nuevas modas para relucir la
belleza de la mujer, por primera vez los pantalones para las mujeres, desterró
el corsé y cualquier prenda que defina la figura femenina. Pero no solo
Chanel contribuyó a este cambio, el auge de las sufragistas y el surgimiento de
un nuevo tipo femenino llamado ‘Mujer nueva’ fue determinante para ello.
Es 1930, y es la era dorada de Hollywood por lo que las
actrices son las que marcan el canon de belleza, acentuaba su figura en forma
de reloj de arena. A partir de aquí el ideal de belleza empieza a mostrarse más
evidente en la realidad de las mujeres.
En la década de los 40 y como consecuencia de la
segunda guerra mundial el canon se alejó de las curvas de las actrices de Hollywood
y se empezó a valorar una piel perfecta y saludable, así como un cuerpo
delgado.
En las décadas de los 50 y 60 encontramos a una de los
mayores iconos sexuales y de la belleza: Marilyn Monroe. En esta época se
buscaba una figura exuberante y de reloj de arena. Busto generoso, cintura
estrecha y piernas largas. Las modelos pin ups dominaban la escena. Se buscaba
que la mujer fuera sensual y provocativa.
A principios de los 70 y a finales de los 80 los
ideales de belleza aún se encontraban dentro de los “parámetros normales” pues las
mujeres cuidaban de verse bellas, atractivas y estéticas sin que esto
perjudique a su salud física, mucho menos su salud mental y emocional.
No obstante, aproximadamente en las décadas de 1990 y del
2000 en adelante el canon de belleza ha experimentado cambios radicales, donde la
sociedad y los medios de comunicación están dando más y más importancia a la
belleza abstracta ‘vacía’, donde se promueve más mujeres princesas y
menos mujeres brillantes, ocasionando en la mujer, una crisis de
identidad, donde adoptan conductas obsesivas que pueden dañar su salud física y
mental.
Los medios de comunicación tradicionales o digitales
juegan un papel crucial en promover aquellos ideales de belleza extremos, poco realistas; pudiéndose
observar en el cine, la programación de televisión, las películas, las
pasarelas, etc. Vemos mujeres “perfectas” con un cuerpo ultra delgado, alto, la piel y el cabello perfectos. Este ideal de belleza corporal, tiene
consecuencias negativas para los espectadores, las cuales piensan que su
apariencia es muy distinta a la que están viendo. Las mujeres son las más
afectadas por este estereotipo de belleza (esto no implica que los hombres no
lo estén), ya que están constantemente influenciadas por la publicidad a ser
delgadas, eternamente jóvenes y tener un rostro perfecto.
Estos ideales de belleza extremos alejados completamente
de la realidad, donde se promueve tener cuerpos altos y “delgados” que ponen en
relevancia la búsqueda de una delgadez extrema, en algunos casos incluso por
debajo del peso recomendado.
Las
redes sociales
La belleza la dicta los medios de comunicación, el cine, la publicidad, etc. Pero estos últimos años ha surgido un nuevo medio que tiene mucho más peso entre los jóvenes: las redes sociales, específicamente Instagram, Tik Tok y Facebook, desde su aparición cambiaron la percepción de la belleza y además condicionaron hacia nuevos estereotipos, sobre todo en las mujeres, que idealizan verse perfectas.
Plataformas como Facebook, Instagram, Tik Tok,
Twitter, entre otras; sirven para contactos o relaciones interpersonales; sin
embargo, su principal función es la de generar crisis en la identidad de la
sociedad, es así que las personas se vuelven cada vez más dependientes de su
uso, pues se centran en la validación “likes”, mientras más likes tengan más
“valiosas” se sentirán, promoviendo personalidades vanidosas, egocéntricas,
falsas y superficiales, las cuales no aportan nada a la sociedad.
El impacto generado por aquellas plataformas de interacción
social es demasiado evidente, razón por la cual han sido sujeto de estudio por
parte de varios académicos, en donde se ha podido evidenciar una enorme
influencia sobre la conducta humana; es decir, cómo afectan en el
comportamiento y a la percepción que poseemos sobre el valor, autoestima y auto
concepto.
Es decir, existe una constante y permanente
programación de tendencias y contenido basura, la cual incide directamente y
diariamente en nuestra forma de pensar, sentir y actuar; que, a su vez,
condiciona, confunde, tergiversa y esclaviza el pensamiento humano.
Ejemplo:
Desde el 2016 Instagram alcanzó el segundo lugar con
un uso global de la población del 64% (sobre todo en una población de adolescentes
y jóvenes adultos). En la actualidad la plataforma tiene más de 900 millones de
usuarios, siendo la red social con mayor crecimiento solo por detrás de Facebook,
que tan solo en dos años duplicó sus seguidores; así mismo Tik Tok en los últimos
meses se corona en 3 lugar con más de 800 millones de usuarios que en su gran mayoría
buscan desesperadamente sentir atención y validación y crean contenidos vacíos
y sin sentido.
Instagram y en los últimos meses Tik Tok, aplicaciones cuyo
objetivo principal es promocionar diversos tipos de publicidad, sobre todo
publicidad que exhibe la imagen femenina en su mayor perfección, en donde la
mujer actual se compara con el ideal físico de belleza que este medio divulga masivamente,
esto crea una insatisfacción constante con sus cuerpos, ya que muy, pero muy
pocas mujeres pueden llegar a este ideal.
Estas redes sociales que permiten compartir fotos (selfies) y videos, realizadas con anterioridad o directamente desde la aplicación. También permiten editarlas al instante con herramientas de la propia aplicación, cada foto
posteada es sinónimo de validación, es decir, mientras más sensual y sexual se
vea la foto mas likes espera obtener, y mientras más likes posea, más “valorada”
se sentirá, una mujer que busca desesperadamente conseguir los ideales de
belleza establecidos por una sociedad en decadencia.
Conclusión
El sistema promueve estándares de belleza extremos y poco
realistas. Por otro lado, el no cumplir con aquellos ideales de belleza, no
debe ser pretexto para que las mujeres se descuiden totalmente, se alimenten de
comida basura e inorgánica, no realicen ninguna actividad física ‘sedentarias’,
y como más que Obvia consecuencia su salud y belleza se deterioren. La salud es
belleza, mente sana en cuerpo sano. Tu mejor versión para ti, tu círculo interpersonal y la sociedad.
La obsesión por la belleza hace que las mujeres
inviertan todas sus energías en aparentar lo que no son, desperdiciando casi su
vida en buscar ser mujeres princesas, en lugar de fijarse en otras metas como
el desarrollo profesional, intelectual o artístico, y así buscar ser mujeres brillantes que aporten valor real para sí mismas y
para los demás.
Rayan Muepaz
Psicólogo y Escritor
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