viernes, 30 de julio de 2021

CASO SIMONE BILES (La presión por ganar fue la gota que colmó el vaso)

 

La gimnasta estadounidense de alto rendimiento Simone Biles anuncia que se retira de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 tras mencionar que la competencia está resultando difícil de sobrellevar porque tiene que lidiar con algunos problemas personales y decide priorizar su salud mental y emocional ante cualquier competición.

Simone Biles llegó a los Juegos Olímpicos como una atleta de reconocimiento mundial, y se esperaba que regresará a su país con una gran cantidad de medallas de oro. Todas las miradas y expectativas de un país estaban sobre ella, los espectadores esperaban que fuera perfecta como siempre lo ha sido. Sin embargo, no fue así.

Hace pocos días en una conferencia declaro “estoy luchando contra todos esos demonios”, y no puedo contenerlos”. Tras estas declaraciones hubo varias reacciones en favor y contra sobre su rendimiento y su estado mental.

Todo esto se evidencio mientras Biles fallo en una competencia y se dio cuenta de que no era ella misma. Pensó que había perdido la pista de sus movimientos y que no lograría ejecutar todo lo que había estado ensayando durante toda su preparación previa a los juegos olímpicos.

La mejor gimnasta del mundo salió y abandonó la competición alegando que no estaba preparada mentalmente para seguir. Tiempo después reveló que no estaba segura de poder volver a competir. En consecuencia, no logro la presea de oro que tanto anhelaba.

Su retirada genero un sinnúmero de especulaciones y malestar para muchos estadounidenses que tenían altas expectativas en ella.

“No fue un día fácil, ni el mejor, pero lo superaré. Realmente pienso que a veces tengo el peso del mundo sobre mis hombros. Sé que lo olvido y hago que parezca que la presión no me afecta, pero maldita sea, a veces es difícil jajaja. ¡Los Juegos Olímpicos no son una broma! Pero estoy feliz de que mi familia haya podido estar conmigo virtualmente ¡Significan mucho para mí!” Simone Biles

Tras abandonar la competición, Simone Biles dijo que quería competir por ella misma y pasárselo bien, pero sentía que lo estaba haciendo por otras personas, y eso no le gustaba.

En 2016 Simone Biles tampoco se sentía bien, pero no quiso fallar a los demás

La gimnasta reveló que cuando llegó a Tokio se sentía bien a pesar de estar lidiando con unos problemas mentales que se volvían más complicados. Los medicamentos y la terapia la ayudan, pero cuando le dan ataques de ansiedad fuertes se pone nerviosa y no sabe cómo manejar sus emociones.

Lo importante de priorizar la salud mental

En efecto, Simone Biles abandonó los Juegos Olímpicos Tokio 2020 por una lesión mental, no por ninguna lesión física. Porque, aunque no podamos oír cómo se quiebra la mente, sí que lo hace. Muchas veces se quiebra y no hay quien la arregle, todo sale, aunque no quieras y hay que aparcarla a un lado para poder sentirse mejor.

Muchas personas aducen que Simone Biles pertenece a una generación de cristal, una generación “débil” que no aguanta nada y no se dan cuenta de que eso lleva pasando mucho tiempo. La única diferencia es que ahora Biles entendió que cuidar de su salud mental es cuidar se su salud física.

Conclusión:

La retirada de la competición hace ver que detrás del éxito que vendemos y compramos, también hay secuelas emocionales Y es algo que no se ve porque nadie quiere que sepa que no estamos bien.

Simone Biles se retiró por la presión de que un país entero tuviera los ojos sobre ella, sintió que si no ganaban sería su culpa, y lo que antes era un hobbie, ahora era una obligación de alcanzar logros a pesar de si bienestar mental.

Sin duda, para construir nuestra Mejor Versión debemos optimizar nuestra salud integral: mente, cuerpo, emociones, incluso espiritualidad (sistema de creencias), solo así vamos a tomar decisiones acertadas en situaciones específicas, momentos donde debemos detenernos y buscar estrategias para gestionar y superar aquellas grietas internas que nos impiden avanzar hacia lo que queremos llegar a ser.

Para algunas personas, Simone Biles es una cobarde que no ha sabido enfrentarse en una gran competición, pero para otros es una talentosa gimnasta que supo priorizar su salud mental, en el momento que era necesario.

Recibe un abrazo de mi parte.

Psic. Rayan Muepaz

Fundador del Proyecto Nueva Psicología

Contactos:

https://linktr.ee/rayanmuepaz.rm


lunes, 26 de julio de 2021

ADICCIÓN AL SEXO

 

Esta adicción se trata de un impulso por el sexo que no es saciado y lleva a repetirlo sin descanso, misma que fue reconocida desde inicios de los 80.

Según estadísticas, este tipo de adicción afecta a un 15% de hombres y a un 6% de mujeres, por lo que es una condición ante la cual debemos estar alertas.

Existen síntomas que permiten identificar cuándo se está en una conducta adictiva y descontrolada, y en caso de presentarse lo mejor es contar con la ayuda de profesionales.

Síntomas de la adicción al sexo

Conocer los síntomas de la adicción al sexo te permitirá identificar cuándo realmente estás teniendo este tipo de problema.

Es así como podrás buscar ayuda a tiempo, recibir un diagnóstico y tratamiento adecuado.

Estos son los síntomas ante los cuales debes estar alerta:

Pérdida de control.

Fuerte dependencia psicológica.

Pérdida de interés por otras actividades.                                                                           

Un fuerte deseo con incapacidad para controlarlo.

Preocupación frecuente por la sexualidad (encuentros íntimos).

Se tienen más conductas sexuales de las que se desean.

Gran parte del tiempo dedicado a la búsqueda de actividad sexual.

Inquietud o irritabilidad si no se puede concretar la actividad sexual

Por otra parte, también ocurren distorsiones cognitivas, que generan pensamientos y sentimientos negativos sobre sí mismo, incluso sobre los demás.

Causas de la adicción al sexo

Los síntomas anteriores señalan la presencia de la adicción al sexo, y hay que buscar ayuda inmediata tan pronto identifiques alguno de ellos.

Pero también es importante saber cuáles son las causas, de esa forma podrás reducir tu exposición ante los factores de riesgo que pueden controlarse.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que hay causas que no pueden ser controladas, en este caso es imperativo someterse a un tratamiento adecuado.

Entre las causas están:

Desequilibrio de las sustancias químicas naturales del cerebro

Trastornos que afectan al cerebro, como epilepsia y la demencia

Otras de las causas indirectas, pero que influyen en la inclinación hacia conductas de adicción sexual son:

Patologías mentales, como la adicción al juego

Problema de abuso de alcohol o drogas

Antecedentes de abuso sexual

Conflictos familiares

Traumas en la infancia

Tratamiento para este tipo de adicción

Existen tres formas de tratamiento para la adicción al sexo, estos son:

Tratamiento farmacológico (medicamentos)

Grupos de ayuda

Psicoterapia (proceso terapéutico)

En cuanto a los medicamentos es necesario que sean prescritos por un médico especialista y autorizado para este tipo de tratamiento.

Los grupos de ayuda dirigidos por un psicólogo permiten aprender sobre la adicción, para así comprender más sobre la afección y prevenir recaídas.

Por último, la psicoterapia es de gran ayuda para controlar la conducta sexual compulsiva, se pueden aplicar uno diferentes enfoques y estrategias que más se ajusten a ti.

Recuerda:

Buscar ayuda profesional, siempre será la mejor opción para que puedas evaluar tu condición, diagnosticarte y aplicar el tratamiento más ideal y efectivo según los síntomas que presentes.

Recibe un abrazo de mi parte.

Psi. Rayan Muepaz

Fundador del Proyecto Nueva Psicología

Contactos:

https://linktr.ee/rayanmuepaz.rm

martes, 20 de julio de 2021

SÍNDROME DE LA CARA VACÍA

 

Hace casi 2 años atrás la pandemia asolo a todo el mundo y desde entonces hemos experimentado un sinnúmero de cambios, pero sobre todo nos vimos en la necesidad utilizar diferentes medidas de protección y bioseguridad, como el uso de mascarilla o cubrebocas como la principal medida de salvaguardar la vida.

Sin embargo, desde hace un mes atrás en varios países se declaró que la mascarilla ya no era de uso obligatorio y a pesar de ser lo más esperado por muchas personas, ha surgido un nuevo problema: el síndrome de la cara vacía, el malestar y la angustia por llevar la nariz y la boca sin protección, destapadas.

Aunque la mascarilla se deba de seguir usando en espacios cerrados y cuando no podamos mantener la distancia de seguridad, la mayoría de las personas ya han experimentado la sensación de ir sin mascarilla por las calles. Sin embargo, ese gran deseo de muchos se ha convertido en la pesadilla de otros.

¿Qué es el síndrome de la cara vacía?

El síndrome de la cara vacía, así se ha denominado al miedo y la inseguridad que experimentamos por ir sin mascarilla por la calle.

¿La razón? Nos hemos acostumbrado a llevar la mascarilla por más de un año y medio para protegernos del virus y así evitar contagiar a los demás, que ahora nos resulta difícil sentir seguridad sin el uso de la misma. Ahora que ya nos la podemos quitar, nos sentimos desnudos e inseguridad y eso se traduce en estrés, ansiedad y malestar, algo que ha afectado a más personas de las que creemos.

¿Cómo puedo saber si sufro el síndrome de la cara vacía?

Este síndrome provoca:  nerviosismo, inquietud, aislamiento social y síntomas agorafóbicos al quitarse la mascarilla. 

Varios profesionales de la salud mental manifiestan que el síndrome de la cara vacía “NO es una patología en sí misma, sino que agrupa síntomas que están relacionados con alteraciones emocionales, sobre todo, del tipo ansioso”

Las tres características más frecuentes para reconocer que tenemos el síndrome de la cara vacía son:

Miedo a contagiarse o contagiar.

Sensación de inseguridad al no llevar la mascarilla. 

Sentirnos incómodos si interactuamos con alguien que no la lleva.

Estas características son las que nos hacen darnos cuenta de que tenemos miedo a quitarnos la mascarilla y a volver a tener contacto social con las personas. Sin embargo, la aparición de este síndrome se considera algo totalmente normal, debido a que nos hemos acostumbrado a utilizarla como un proceso de adaptación a la “nueva normalidad”.

La mascarilla es una prenda fundamental para no traspasar el virus a las personas, pero también impide que mostremos nuestras emociones al ocultar una gran parte de nuestra cara que es fundamental para la comunicación no verbal y esto también puede suponer una sobreexposición al quitarla que genera ansiedad.

¿Cómo gestionar el síndrome de la cara vacía?

Este síndrome no tiene tratamiento, sin embargo, se puede tratar los síntomas que desarrollan, por ejemplo, si desarrollan entres y ansiedad sí que se pueden tratar. 

El objetivo es pasar de la evitación al afrontamiento y para ello, existen algunas actividades que podemos realizar para canalizar la exposición de no llevar mascarilla.

Quitar la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores, por ejemplo, en espacios verdes, ha generado un beneficio para la salud mental y emocional de la gente, por el simple hecho de que ver la cara de las personas y percibir sus gestos y expresiones facilita la cercanía y la interacción personal.

Conclusión

La mascarilla ha sido nuestro gran aliado para poder sobrevivir a este año, pero, aunque nos proteja, también nos distancia. No obstante, a pesar de que para algunas personas quitarse la mascarilla les parece un acto irresponsable o incluso generen el síndrome de la cara vacía, lo que está claro es que, dependiendo del contexto y el lugar, debemos buscar espacios abiertos, sobre todo entornos naturales que nos permitan de vez en cuando experimentar de mejor manera nuestras relaciones interpersonales y con ello canalizar nuestras emociones.

En definitiva, la vida es muy distinta a como la conocíamos y adaptarnos a una normalidad diferente a la que hemos vivido durante toda nuestra vida es un proceso largo pero que se puede superar. 

Recibe un abrazo de mi parte.

Psi. Rayan Muepaz

Director del Proyecto Nueva Psicología

Fundador del Instituto 'RID'

Contactos:

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jueves, 15 de julio de 2021

VALIDACIÓN EMOCIONAL

 

A lo largo de nuestro día a día experimentamos un sinnúmero de emociones (positivas o negativas), emociones aparecen por alguna razón, bien sea una situación agradable o desagradable. Todo lo que experimentamos tiene una causa y consecuencia, así como todo lo que percibimos con nuestros sentidos. Por eso, es muy importante aprender sobre la validación emocional, ya que es una habilidad que nos ayuda a entender nuestras emociones y las de los demás. 

Es importante ser conscientes de que es normal sentir emociones, y que estas juegan un papel fundamental en nuestro bienestar personal. Sin embargo, esto es algo que muchas personas ignoran ¿te ha pasado que ante una situación difícil alguien más te dice que “no pasa nada” o que “no es para tanto”? Es posible que con esto solo quiera ayudar a que dejes de sentirte mal; sin embargo, no es la mejor forma de hacerlo. 

Apreciado lector, existe gran desconocimiento en relación a cómo gestionar las emociones y entender la de los demás. Por ello, en este artículo te contaremos sobre la validación emocional y por qué es tan importante.

Pero, ¿Qué es la validación emocional?

La validación emocional se trata de comunicar así mismo y a los demás que cada una de nuestras emociones tiene sentido según las experiencias vividas. Es una práctica en la que se busca no juzgar ni tratar de solucionar el problema o dificultad que se presenta, sino entender que respondemos hacia los estímulos externos, los cuales se manifiestan de diversas formas.

Validar se trata de entender e interpretar cada experiencia vivida o lo que está viviendo alguien más es importante y por eso está teniendo esa reacción o emoción.  Es decir, canalizar lo que sentimos y mostrar empatía hacia los sentimientos de los demás.

¿Cómo validar?

Para llevar a cabo esta técnica, no significa que estés de acuerdo con la reacción de la otra persona, no se trata tampoco de buscarle lógica a la respuesta que está teniendo. Es entender que dada su experiencia de vida, es natural y válido que experimente esa emoción o responda de determinada manera.

Existen distintas formas de validar, por ejemplo, prestar atención cuando alguien nos está contando cómo se siente es una excelente forma de demostrar empatía e interés. No emitir juicios ni comentarios que corten el hilo de información también es otra forma de validar. 

La validación también nos ayuda a comprender y aceptar que lo estamos viviendo es válido. Al aprender a validar a otros también aprendemos a hacerlo con nosotros y darnos esa comprensión que necesitamos. 

¿Por qué es importante la validación emocional?

Son muchas las razones por las cuales es importante practicar la validación emocional, por ejemplo, cuando se practica con personas cercanas aumenta la confianza y crea un vínculo de mayor intimidad. Además, ayudas a la otra persona a entender lo que está viviendo y no ser tan duro consigo mismo. 

Validar es una habilidad que podemos adquirir en cualquier momento de nuestras vidas, tanto para validar a los otros o para hacerlo con nosotros mismos. Esto nos ayudará a crear vínculos significativos con los demás y desarrollar la empatía.

¿Por qué me resulta difícil validar las emociones?

Probablemente es porque durante la infancia no te ayudaron a reconocer tus emociones, no las validaron o te juzgaron por ellas. También puede deberse a que vivimos en una sociedad que glorifica algunas emociones, como la felicidad, y trata de evitar o descalificar otras, como la tristeza o el enojo. 

Aprender de las emociones y sus funciones también nos ayuda a entender la validación emocional y su importancia.

Recibe un abrazo de mi parte.

Psi. Rayan Muepaz

Director del Proyecto Nueva Psicología

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sábado, 10 de julio de 2021

¿CÓMO OLVIDAR EL PASADO?

 

Todos vivimos en el presente, pero hay momentos que regresamos al pasado con nuestros recuerdos y a veces visualizamos el futuro. Sin embargo, puede ser que los recuerdos del pasado se cuelen en el presente y no nos dejen disfrutar de nuestro día a día.

Cuando las experiencias pasadas nos visitan de forma frecuente, puede interrumpir nuestra rutina actual. Cuando sentir nostalgia y añoranza hacia el pasado se convierte en algo habitual, nos alejaremos del presente. El pasado se vive como si fuera el ahora, algo que no es nada sano para nuestra salud mental.

Seguro que alguna vez te has preguntado: ¿Por qué soy incapaz de olvidar mis recuerdos del pasado?  

La idealización del pasado

Cuando sientes que el pasado eclipsa el presente de una forma frecuente, puede significar que hayas caído en la trampa de la idealización mental hacia tus recuerdos y experiencias del pasado. Desde esta perspectiva, exageras los detalles bonitos de la realidad de ese momento e ignoras las cosas que no era tan perfectas. Esto hace que vivas comparando constantemente el pasado y el presente. Cuando asocias estos dos elementos sientes que lo que está ocurriendo ahora no llega a la altura de las experiencias pasadas.

Si es cierto que la idealización suele tener más cabida en el ámbito de las relaciones, así ocurre con el típico primer amor del que no nos podemos olvidar.

La clave es perdonar

Hay casos en los que si no se olvida el pasado, se revive la situación una y otra vez. La persona no puede romper este nudo porque no ha olvidado lo que pasó y esto hace que los sentimientos negativos vuelvan a florecer, causando insatisfacción personal.

Debemos dejar claro que perdonar no significa borrar lo que pasó u olvidarlo literalmente. Nadie puede hacer eso porque nuestra memoria siempre recuerda aquellas experiencias vividas. Pero, el perdón es algo necesario para que la persona no esté atada a las emociones pasadas. Es un gesto indispensable para la Libertad y el Equilibrio personal.

¿Por qué no puedo olvidar el pasado?

Es una pregunta que te habrás hecho muchas veces. Cuando vives en el pasado y no en presente, hace que te evadas de tu responsabilidad de tomar decisiones. Tu pasado es algo que no se puede cambiar, conoces cómo se desarrollaron los acontecimientos que pasaron en cada momento y cuál fue el final de cada situación.

Sin embargo, cuando tomas decisiones en el presente no sabes lo que va a pasar y esto hace que experimentes un sentimiento de incertidumbre al no poder controlarlo todo. Esto hace que la mente emita un mecanismo de defensa para protegernos de las posibles decepciones o situaciones difíciles que afecten a nuestra autoestima y lo hace evitando nuevas responsabilidades utilizando al pasado como una excusa y no como un aprendizaje. 

Pasos que tienes que seguir para olvidar el pasado y vivir en plenitud…

Olvidar el pasado no es tarea fácil y para poder hacerlo debes seguir los siguientes pasos:

1. Ten presente el recuerdo: aunque pensemos que reprimir los malos acontecimientos es lo mejor, no lo es. Si hacemos eso solo bloqueamos los sentimientos negativos y no los gestionamos de forma correcta, algo que no nos servirá de nada porque seguirán en nuestro subconsciente. Por lo tanto, lo primero es recordarlos y asumirlos…

2.  No juzgar el acontecimiento: si decimos que el recuerdo es malo, hará que lo cambiemos y lo veamos aún peor de lo que fue. Para poder dejarlo atrás tenemos que sostenerlo y sacar lecciones de vida.

3. Perdonarnos y perdonar: después de analizarlo y gestionarlo, toca perdonar. Tenemos que dejar atrás el odio del pasado y dejar de sentirnos responsables por lo que pasó o dejar de hacer sentir así a los demás. Si nuestro objetivo es ser felices, la culpa no sirve de nada.

4. Superar y seguir adelante: cuando ya esté todo superado, debemos centrarnos en nuestro crecimiento personal y en cultivar el Equilibrio en nuestra vida pasada y actual. Esto es un paso muy importante.

5. Disfruta de lo bueno: al principio nos costará centrarnos en las emociones positivas, pero una vez hayamos aprendido a vivir en el presente y no en el pasado nos resultará sencillo.

Aplicar todas las estrategias aprendidas es un gran paso para intentar vivir en plenitud. Dejar atrás el pasado significa capacidad de superación, madurez y buenas estrategias de resiliencia.

Recibe un abrazo de mi parte.

Psi. Rayan Muepaz

Director del Proyecto Nueva Psicología

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miércoles, 7 de julio de 2021

Odio y Rencor, ¿Cómo eliminarlos paso a paso?

 

Hay sentimientos como el odio y el rencor que llegan a causar mucho malestar, además de retroalimentarnos de emociones negativas que no nos dejan ser felices.

¿Qué es el odio y el rencor?

El odio es un sentimiento negativo que pueden experimentar los seres humanos hacia otras personas. Es perverso, destructivo y contraproducente. Tiene el significado de no tolerar a alguien, una cosa o un fenómeno por alguna razón. Por ejemplo, si una persona odia a otra, lo más seguro es que desee que no exista.

Por otro lado, el rencor es el sentimiento de hostilidad, o de gran resentimiento, hacia alguien quien nos ha hecho algún tipo de ofensa o daño.

Todas las personas que odian o mantienen un rencor hacia una persona suelen tener una razón de base que ha despertado ese sentimiento negativo de forma muy fuerte. Estas personas piensan que al odiar a alguien le están haciendo daño, aunque en realidad es todo lo contrario, se hacen daño a sí mismos.

Las consecuencias de alimentarlo

El odio y el rencor son dos sentimientos profundos y poderosos que una vez están dentro de nosotros desequilibran nuestra mente y cuerpo. En realidad, ocurre con cualquier sentimiento negativo, si está presente durante muchos años acaba volviéndose contra nosotros.

El rencor y el odio acaban creando un resentimiento tan profundo, basado en la necesidad de decir algo que nunca se ha podido expresar. La persona se siente defraudada y empieza a generar en su mente sentimientos negativos y destructivo hacia la persona. A medida que pasa el tiempo, esas idean aumentan su intensidad y acaban provocando problemas graves como ansiedad o enfermedades psicosomáticas.

El caso es que si vivimos con estas emociones negativas dentro de nosotros no nos dejará ser felices del todo. De este modo, aparte de tener sentimientos negativos dentro de ti, te niegas tu propia felicidad.

Aunque cueste, lo mejor es aprender a trabajarlos y a gestionarlos ya que no generan nada positivo. Estas emociones nos perjudican y nos corrompen física y mentalmente.

¿Sirve de algo sentir estas emociones?

Odiar o pensar en algo que ya pasó no tiene ningún sentido. Pensar constantemente en el daño que nos han hecho, pero no aprender a gestionarlo, solamente hace que caigamos en pensamientos tóxicos. Hay que aprender a soltar, perdonar y a olvidar ese dolor.

No podemos vivir deseando el mal a los demás, aunque suene obvio, no podemos utilizar la excusa de “fueron ellos quienes empezaron”. El odio no se apaga con más odio. En realidad, si cada vez vamos odiando más y más acabaremos en una espiral de violencia física y verbal increíble.

Por lo que, el rencor y el odio no sirven de nada. Son obstáculos que se entrometen a la hora de mantener una relación con alguien, ya sea de amistad o de amor

¿Cómo eliminar el rencor?

Para eliminar el rencor, el primer paso es identificar ese sentimiento. No significa lo mismo enfadarse o tener una discusión con alguien que es un sentimiento que con el tiempo se irá, a sentir una necesidad de venganza por lo que nos han hecho. Si nuestro cerebro empieza a tener imaginaciones terribles en relación a esa persona, se puede decir que tenemos rencor.

Una vez identificada la emoción toca una parte que no suele gustar mucho: la comunicación. Es fundamental hablar a esa persona y expresarle lo que nos ha molestado o el por qué, sacar lo que tenemos dentro. Este es un buen intento de hacer que la relación vuelva a su estado normal. Perdonar ayuda a estabilizar nuestras interacciones con los demás.

Si por lo que sea no podemos hablar con esa persona hay otra posibilidad: desahogarnos con alguien de confianza. 

Para vivir tenemos que aceptar lo que ha ocurrido. A veces el dolor que sentimos es tan grande que nos impide aceptar cosas que ya son parte del pasado y hay que pensar que eso ya pasó y no hay que darle más vueltas. Todos nos equivocamos alguna vez, lo importante es reconocerlo.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que aceptar no es lo mismo que perdonar. Tenemos que aceptar lo que ha ocurrido y también tomar decisiones que hagan mejorar esa situación. La comunicación es imprescindible para arreglar una situación (eso sí, siempre de forma sana)

Pero también hay a veces que no somos capaces de arreglar las cosas, sea por parte de la persona que no quiere asumir sus errores o por nuestra parte si nos han hecho mucho daño. Por ello, lo mejor es separarse de esa persona, aunque sea una medida drástica, a largo plazo será lo mejor. Muchas veces es mejor estar solo que mal acompañados.

¿Cómo combatir el odio?

Como el odio y el rencor no son la misma emoción, la forma en la que gestionarla también es distinta.

1. Lo primero es aceptar que el odio es una emoción negativa, ya sea temporal o permanente.

2. Dedicar tiempo para pensar y reflexionar sobre la situación que nos ha hecho llegar hasta ese punto antes de actuar de forma impulsiva.

3. No podemos permitir que los sentimientos negativos de otras personas nos afecten a nuestra vida.

4. Hablar con la persona hacia la que sentimos odio y desahogarnos.

5. Perdonar, aunque sea difícil, si no perdonamos, ese sentimiento negativo seguirá dentro de nosotros.

6. Practicar deporte para evadirnos de las emociones negativas.

7. Si lo necesitas, pide consejo a alguien de confianza. A veces hasta que no hablamos con alguien y nos dicen las cosas no somos capaces de ver la realidad.

8. Leer libros o demás actividades que contribuyan a tu crecimiento personal.

9. Por último, si crees que no te sientes capacitado o ya lo has intentado muchas veces y no sabes cómo gestionarlo lo mejor es que acudas a un especialista.

Recibe un abrazo de mi parte.

Psi. Rayan Muepaz

Director del Proyecto Nueva Psicología

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jueves, 1 de julio de 2021

Síndrome “FOMO”, ¿Qué es y Quiénes lo padecen?

Cada vez es más normal que las personas sientan que su vida es mucho menos interesante que la de las personas que siguen en redes sociales. El querer ser aceptado por la sociedad es algo que siempre ha existido ya que nadie quiere sentirse excluido ni aislado. A las personas nos gusta ser reconocidas por los grupos en los que formamos parte, es decir, nuestra familia, amigo de toda la vida, de la universidad, compañeros de trabajo, etc.

Sin embargo, en la actualidad las redes sociales son el detonante principal para muchas personas puedan padecer el Síndrome FOMO.

¿Qué es el síndrome FOMO?

FOMO son las siglas de “Fear of missing out”, una expresión en inglés que traducida al español significa “Temor a perderse algo”. Según los expertos en la salud mental este es un trastorno producido por el avance de la tecnología y la cantidad de opciones que se nos presentan a las personas hoy en día, es decir, el uso constante y excesivo de redes sociales…

El síndrome es provocado por las redes sociales

Las redes sociales como Instagram o Twitter, incluso Facebook se utilizan para enseñar al mundo las actividades que hacemos mediante imágenes o vídeos, algo que hace que las personas interaccionen socialmente.

El problema viene cuando se presentan más opciones de las que podemos abarcar y esto puede llevarnos a la percepción de que otros están teniendo mejores experiencias que nosotros.

Por ejemplo, vemos en redes sociales unas publicaciones de personas que conocemos disfrutando de unas vacaciones. Esto hace que sintamos que nos estamos perdiendo algo increíble. En estos casos, se pierde el contacto con la realidad y es la imaginación la que juega un papel determinante a la hora de interpretar lo que vemos por las redes.

Al estar constantemente conectados, ese sentimiento aparece con más frecuencia. Esto puede llevarnos a estar siempre pendientes de lo que publican las personas, causando insatisfacción y malestar personal.

En las redes sociales mostramos lo que queremos

Las redes sociales no son una realidad, las personas muestran lo que quieren mostrar, pero fuera de eso su vida probablemente no sea igual a lo que se ve. Al mostrar lo que quieren que veamos, hay personas que pueden percibir que los demás no tienen problemas y que su vida es mucho más emocionante que la suya.

Las personas que sufren FOMO sienten que los demás tienen una vida mejor y más plena. Es como si idealizáramos las situaciones que viven los demás por encima de las nuestras propias.

Recibe un abrazo de mi parte.

Psi. Rayan Muepaz

Director del Proyecto Nueva Psicología

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